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2.- Un mercado prisionero
Hasta el 31.12.2002, tanto la distribución como la venta de energía eléctrica en baja
tensión eran realizadas, principalmente, por cinco grandes compañías (Endesa, Iberdrola,
Unión Fenosa, Hidrocantábrico y Viesgo), cada una de las cuales actuaba en régimen de
total monopolio en su zona de influencia.
A partir del 01.01.2003, en que, conforme a lo establecido en el
artículo 19.1
del Real Decreto-Ley 6/2000, todos los consumidores de energía eléctrica tienen la
consideración de cualificados, se inicia un tímido trasvase de clientes del mercado
regulado (en el que la distribución y la venta de energía son realizadas por las citadas
cinco compañías) al mercado liberalizado (en el que la venta de energía es realizada
por comercializadoras pertenecientes al mismo grupo financiero que las distribuidoras,
es decir, por el mismo perro con distinto collar).
Según el
cuadro 1
del “Informe de 13.07.2009 de la CNE sobre el consumo eléctrico en el mercado peninsular
en el año 2008”, que es el último publicado hasta ahora, el reparto del mercado de
abonados domésticos entre las cinco grandes compañías era en 2008 el indicado en
esta tabla.
Así pues, en 2008, el 42.89% del mercado era controlado por una distribuidora (Endesa),
el 81.61%, por dos (Endesa e Iberdrola), y el 95.46%, por tres (Endesa, Iberdrola y
Unión Fenosa).
A partir del 01.07.2009, en que se produce la liberalización total del mercado y la venta
de energía ya no es realizada por las compañías distribuidoras sino por compañías
comercializadoras, la situación sigue prácticamente igual, pues las cinco grandes compañías
y sus correspondientes comercializadoras se han puesto de acuerdo para impedir que las
nuevas comercializadoras surgidas tras la liberalización ganen cuota de mercado.
Debido a ello, el mercado de energía eléctrica de baja tensión, que, excluidos los ingresos
por término de potencia y alquiler de equipos de medida y los impuestos, generó en 2008 casi
13.000 millones de euros,
sigue prisionero de las citadas cinco compañías, lo cual tiene como consecuencia que
el beneficio económico de la liberalización sea prácticamente nulo para el abonado
doméstico, como demuestra el estudio publicado el 27.05.2010 por la Comisión
Nacional de Energía.
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