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La estafa, paso a paso. Ejecución. Fabricantes (II) >
La tercera función (3/4)
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[2] Dado que
los contadores de energía reactiva suponen sólo el 0.23% del total
de los contadores vendidos a las compañías eléctricas, el considerar 0.5 elemento más por
cada contador de energía reactiva pone claramente de manifiesto, además de la existencia de
un acuerdo de reparto del mercado, la ridiculez cometida por los integrantes del grupo
Contact para evitar que un fabricante resultara más beneficiado que otro en dicho reparto.
Para que usted comprenda la ridiculez cometida por los cinco fabricantes integrados en el
grupo Contact al acordar que a efectos de reparto de elementos watimétricos cada contador de
energía reactiva (tipo que, repito, supone sólo el 0.23% del total de los contadores vendidos
a las compañías eléctricas) se considerara que tenía 0.5 elemento más, le pondré un ejemplo.
Imagínese que los fabricantes de turismos también fabrican motos y deciden repartirse
consensuadamente el mercado para vender ambos vehículos a unos precios superiores a
los que resultarían de la libre competencia.
Imaginese también que, como ocurre con los precios de los contadores y el número de
elementos, el precio de un vehículo es proporcional a su número de ruedas, por lo que los
fabricantes acuerdan repartirse el número de ruedas, no el de vehículos.
Pero, ¿cómo conseguir que el reparto continúe siendo equitativo cuando en él figuren
turismos con equipo de aire acondicionado, que, aunque suponen sólo el 0.23% del total de
vehículos vendidos, valen más que los turismos sin dicho equipo y más del doble que las
motos?.
Pues si los fabricantes de vehículos adoptaran la misma solución que el grupo Contact,
dicha solución sería considerar que los turismos con aire acondicionado tienen 4.5 ruedas.
Increíble, pero cierto, como prueban los documentos de Landis & Gyr Española que le
mostraré a continuación.
En el caso de Landis & Gyr Española, los documentos relativos al control de elementos
watimétricos vendidos se confeccionaban mensualmente y se guardaban en una carpeta
denominada Contact, lo cual, salvando las distancias, que son pocas, es como si una empresa
formara parte del entramado de un grupo mafioso de nombre, por ejemplo, Calabresi y
archivara los documentos relacionados con dicha mafia en una carpeta en cuyo lomo estuviera
escrita la palabra CALABRESI.
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