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Así pues, Endesa, la primera compañía eléctrica del país, con una
cifra de negocios
cercana a los 22.000 millones de euros y unos beneficios de 7.169 millones
de euros (un 168% más que en 2007) no duda en falsear una factura para obtener un
mísero botín de 1.90 euros.
Si su reacción ante este dato ha sido la de exclamar ¡qué poquísima vergüenza
tiene Endesa!, tómese unos minutos de relax antes de seguir leyendo.
Resulta que el pasado 2 de febrero, Gesa-Endesa, la autora del burdo y miserable fraude
que acabo de exponerle,
le cortó el gas a una familia por una deuda de 0.15 euros.
Es decir, en pleno invierno, Gesa-Endesa dejó sin cocina y sin calefacción a una familia
por una deuda quince veces más pequeña que la cantidad cobrada ilegalmente al abonado X.
Para justificar el corte de suministro, el portavoz de Gesa-Endesa alegó que "no
hay un umbral a partir del cual se regale el gas; aunque sean 15 céntimos, la factura
salía a deber".
La actuación de Gesa-Endesa no se limitó a cortar el suministro: lo repuso cuatro días
después de que la familia afectada abonara la deuda y, además, facturó 168.25 euros
por dicha reposición, aunque, eso sí, según aseguró el portavoz de Gesa-Endesa,
"si la clienta viene a nuestras oficinas y le expone al caso a nuestro director
comercial, es posible que podamos llegar a un acuerdo y no tenga que pagarlos".
O dicho de otro modo: "si la clienta viene y se humilla ante nosotros, quizás la
perdonemos".
Como ve, el comportamiento de Gesa-Endesa con sus clientes es el mismo que el del señor
feudal con los vasallos que, ignorantes de que el rey los ha abandonado a su suerte,
se atreven a reclamar sus derechos sin contar con la fuerza necesaria para defenderlos.
¿Cuál ha sido la reacción de Endesa, tan estricta en la aplicación de la ley cuando
se trata de recuperar 0.15 euros, ante la justa protesta de sus 10 millones de clientes
por el importe excesivo de la factura de enero de 2009?
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