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Pero
un solo reloj
puede conmutar simultáneamente
numerosos contadores.
Para ello, basta con equiparlo con tantos contactos auxiliares como contadores a
conmutar.
Lo lógico y justo es, pues, que el precio de alquiler de cada reloj se reparta
equitativamente entre los abonados que lo utilizan, y así lo estimó la Comisión Nacional
de Energía en la
conclusión novena
de su informe de 20.09.2001:
“el precio máximo mensual fijado por dicho servicio de reloj conmutador parte del
hecho de considerar que cada uno de los usuarios que reciben tal servicio disfruta
de un reloj conmutador en exclusividad. Por ello, en este caso lo adecuado sería,
además, que el precio fijado se pagase a prorrata entre los usuarios que disfrutan
de un mismo equipo”.
Sin embargo, no es así. Desde 1984, cada abonado que tiene contratada doble tarifa paga
el importe total de alquiler del reloj, con independencia de que éste conmute también
otros contadores.
Con objeto de disipar cualquier duda, le pondré un ejemplo: Si en una centralización de
contadores hay seis que son conmutados por un mismo reloj, cada uno de los seis abonados
le paga a la compañía eléctrica el importe total de alquiler del reloj (147 pts/mes en
1984 y 0.91 euros/mes actualmente).
Este criterio constituye un abuso tan flagrante como si el precio de alquiler de una
película fuera 2 euros y el videoclub cobrara en función del número de personas que la
vieran: ¿Que la película la ven usted y su esposa?; pues usted paga 4 euros. ¿Que la
ven, además, sus tres hijos?; pues usted paga 10 euros.
Lógicamente, la aplicación de este criterio de cobro originó de inmediato numerosas
protestas, así que las compañías eléctricas presionaron al PSOE (que era quien gobernaba
entonces) para que introdujera una modificación que permitiera que el fraude pudiera
ser cometido legalmente.
Maestro en el arte de encubrir estafas, el PSOE sustituyó
reloj conmutador
(Orden de 20.12.1984) por el eufemismo
servicio de reloj conmutador
(Orden de 20.02.1987), con lo cual el abonado ya no puede protestar, pues no paga el
alquiler del reloj, sino el servicio prestado por éste (si Pablo Iglesias levantara la
cabeza...).
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